Rodrigo y Belén: una boda heartmade de estilo rústico y vintage

boda autentica

Rodrigo y Belén (24/09/2016). Una boda heartmade de estilo rústico y vintage

La boda de Belén y Rodrigo ha sido, sin duda, una de las más especiales y bonitas que he tenido oportunidad de organizar, tanto a nivel personal como profesional. Sus protagonistas me confiaron la organización integral de su boda con los ojos cerrados, el alma abierta de par en par y el corazón en la mano, ganándose el mío desde el minuto 1. Siempre un “gracias”, un “cuando puedas”, un “por favor”. Un “qué bonito; ¡es perfecto!”. Y más, ideas que robarían el sueño y despertarían la ilusión de cualquiera: un “queremos algo sencillo pero especial; un entorno bonito, en el campo; celebrarlo todo y con todos, sin reglas preestablecidas ni ataduras. Reírnos, emocionar, traer recuerdos, disfrutar de la buena comida y la mejor conversación; amar.” Y así comenzamos a planificar su boda, con dos premisas importantes: la línea de inspiración de la celebración, en un estilo rústico y vintage, al que daríamos vida a través de la paleta de colores burdeos-rojo-hueso-blanco, y una apuesta clara por la interacción, el dinamismo, la emoción y la diversión como protagonistas del evento, que les hacía inclinarse por el formato buffet para el banquete. Esta opción determinó el primero de los detalles heartmade que realizamos para ellos, un cartelito en el que explicábamos el concepto, en sustitución del famoso cartel de distribución de mesas o seating plan que los invitados suelen esperar encontrar en la entrada al banquete.

El escenario elegido fue la Finca Valdecantos de Navalcarnero, un espacio bucólico, repleto de jardines, que además alberga una casa rural en la que los novios pudieron pasar el fin de semana completo, tal y como era su deseo. En ella decoramos mil espacios con encanto:

-rincones de bienvenida y señalética handmade;

-una mesa de limonada, agua fresquita y fotos divertidas para amenizar la espera de los invitados;

-un jardín de ceremonia completamente personalizado, con puesto de pétalos y paipáis diseñados entre los novios y Violetas en el asfalto (unos paipáis que, a su vez, cumplían la función de programa de la celebración y minuta), sillas decoradas con conos de arpillera y paniculata, y frascos con flores adornando los árboles que enmarcaban la celebración;

-un rincón para el recuerdo, con fotos de la preboda de la pareja;

-un divertido photocall con un corazón de fieltro, que hacía a la invitación de la boda, en la que los novios pedían a los asistentes que les enviaran una foto formando un corazón con las manos para incluirla en el libro de firmas.

-Una romántica mesa de firmas en la que dejar “palabras de corazón”.

-No podía faltar un estupendo candy bar de estilo rusti-chic y vintage, que retomaba los elementos clave de la boda: los colores burdeos y blanco, la arpillera y el kraft, los corazones… ¡El resultado fue espectacular, y la mesa dulce hizo las delicias de grandes y pequeños!

Además, esta celebración nos brindó la oportunidad de oficiar la ceremonia civil; una experiencia única gracias a la complicidad existente con los novios, que nos permitió poner nuestra sensibilidad y nuestra pasión por el lenguaje al servicio de su historia; ponerle voz a su amor para narrar su cuento con final feliz.

El increíble reportaje fotográfico está firmado por Claudia Guerra Fotografía.